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EL JUEGO DE LAS CITAS.

Nadie sabe realmente la tortura que es ser soltera en esta ciudad. Uno creería que es sumamente divertido salir con diferentes hombres, pero estos, cada vez más complejos y con pánico al compromiso, han evolucionado en una especie que ni National Geographic entiende un carajo.

Los hombres se han vuelto un gran misterio para mí. Esperen, si quiero contar esta historia debo empezar por donde se debe: por el principio.

Tengo más de quince años conociendo, amando, odiando e idolatrando al sexo masculino. Una pensaría “¡Pos esta ya se la sabe!” Pos no. No, no y más no. Tengo un blog donde digo que es un lugar donde las mujeres amamos a los hombres pero más a nosotras mismas. Es una vil, asquerosa y mala mentira.

Estaba con mi amiga Alejandra, patéticas un Sábado en la noche, viendo películas de arte (ni así nos volvemos más cultas cabe mencionar), ella esperando un mensaje de su gadget, y yo de un tipo con el que salí hace poco.

Alejandra lleva ya rato mensajeandose con su gadget, han tenido relaciones un par de veces, y nada mas no va a ningún lado. Alejandra, guapa, con cuerpazo, simpática, no encuentra con quien andar. Todos la quieren para una sola cosa: sexo.

Yo creo que es el patrón que busca inconscientemente. A mí me pasa diferente, yo solo quiero tener sexo y me llegan hombres que quieren o me ofrecen relaciones en serio ¿Qué debe hacer una mujer para tener sexo? ¡Maldita sea!

Y obvio no puedes decir que solo quieres sexo, porque el momento que lo mencionas eres una perra fría y sin sentimientos que no mereces ni eso. Así que pierden interés y se largan. “¿Fuck buddies?” Me dicen “¡Yo no soy de esos! ¡A la chingada!”, y me quedo sin sexo y sin novio, cosa que honestamente no quiero por el momento.

Pues ahí estábamos Alejandra y yo, pagando el precio de ser mujeres un poquito diferentes. Solas, comiendo helado con nuestra mutua compañía que fácilmente cualquiera de las dos hubiera cambiado por el hombre en el que estábamos pensando.

Ale está obsesionada con ese hombre, que literal, la ve solo en el hotel. No pasa por ella, no le llama, no la invita ni al cine, es más, no me sorprendería que ella pagara el cuarto. Su última pelea fue precisamente por eso. Ella viajaría a Toluca a verlo pero él no podía ni pasar por ella a la estación. Verla en el hotel si, pasar por ella… ¡Ni que fueran algo más!

Ella siempre lo permitía, pero esta vez no sé si fue amor propio, cinco minutos de cordura o solo quiso ponerle una prueba. Le contestó que entonces no iría a Toluca, ¿Qué hizo entonces su príncipe de brillante armadura? Le puso que ella se lo perdía.

Aun así, esa noche conmigo, Ale veía el whatsapp de su amado el cual se encontraba en línea, para ver si por obra del espíritu santo se convertía en “escribiendo…”.

Claro que nunca pasó. Yo tengo la respuesta a su incógnita: Le vales madres amiga, no te va a buscar, las cosas no van a cambiar, jamás andará contigo, y es más… puede que no te quiera ni de fuck buddie, porque hasta en eso muestran interés.

Pero yo tenía mis propios problemas. He salido con diferentes hombres recientemente: Patanes, buenos, de mi edad, viejos, románticos, fríos, seguros de sí mismos, inseguros, pobres, ricos… al final, siempre lo mismo. No espero nada de ellos, si me quedo con una amistad me doy por bien servida, si esa amistad tiene sexo de por medio, también. Pero no ha llegado alguien que me vuele los sesos, con el que tenga química irremediable, que me encante.

Hasta hace poco.

Salí con un hombre en sus treinta y tantos. Guapo, interesante, divertido, en extremo atento. Nuestra cita se había pactado tiempo atrás, pero cancelaba yo o se le olvidaba a él. El punto es que, como lo mencioné en el párrafo pasado, no esperaba absolutamente nada.

Lo que pasó me sorprendió, ¡tampoco esperaba pasarla tan bien! Fuimos a comer porque me dijo que tenía que irse a trabajar a las siete de la noche. Creo que solo fue un pretexto por si nuestra cita salía mal, porque a la mera hora decidió cancelar lo del trabajo. Tomamos vino, comimos, reímos, fumamos, hablamos de cosas tan divertidas; jamás la había pasado tan bien en una primera cita. Jamás. Y miren que he tenido buenas.

Me dijo que se sentía con muchísima confianza conmigo. Yo daba piruetas en las nubes. Me dejó en mi casa como a las diez de la noche. Ya un poco ebria, me sorprendió que no quisiera seguirla y que me dejara tan temprano en mi casa. Me abrió la puerta del coche, me abrazó y se despidió de mí con un beso en la mejilla. Eso fue todo.

Cuando se fue me di cuenta de algo. Ya no salgo con caballeros. ¿Por qué pienso mal si un tipo no se me abalanza? No es que sea Mónica Bellucci, pero tengo lo mío. Este hombre me embriago, de alcohol y de felicidad, y aun así no intento nada en toda la tarde.

Yo ya me hacía los Domingos a su lado viendo películas.

A la fecha no sé nada de él. Ni un mensaje, ni una llamada, ni un fucking like en una foto en Facebook o instagram ¡Nada! Yo estaba segura que él estaba interesado, pero mi instinto me fallaba de nuevo.

Tiene vieja, sale con alguien… me decía a mí misma. Pues mi misma está bien pendeja, ¿Por qué no simplemente entender que a ese hombre no le gusté?

Ok, supongamos que tiene novia. Me podría mandar un mensaje en el baño. No le interesé y punto. Captar el mensaje sí que fue un golpe bajo; yo, rechazando a varios porque no querían lo mismo que yo o porque no los veía a mi altura, y el único en el que estaba interesada, nada.

Y ahí estaba, el sábado con Alejandra viendo la última conexión en whatsapp de mi cita. Esperando ese “escribiendo…”, que claro está, nunca llegó ni llegará.

O como a Lucía, mi otra mejor amiga, que pasó semanas junto a un tipo que le fascinaba y se enteró después que el muchachito tenía novia. Ese hecho la dejó devastada.

El ser soltera me parece al juego de las sillas que te encanta cuando eres niña. Puede que no vayas a encontrar silla, pelearas por una, te vas a caer, vas a empujar, y todo lo harás por ese último lugar. Duele, no le ves el sentido, hay veces que prefieres no jugarlo y ver a los demás hacerlo de lejos… pero, en una de esas, si le entras al juego, eres lista, usas tu corazón, la intuición y si juegas con estrategia, vas a ganar.

Viendo su última conexión. Esta “en línea” el desgraciado.

¡FUCK!

 

(Si tú como Mimosa, tienes una historia que contar, mándamela a mi mail [email protected] y pon de título POST. Pon tu nombre y una foto para que se promueva el post y si tu historia es buena la subiré al blog, serás mimosa por un día… ¿Te atreves a salir en el blog? ¿Te atreves a que te lean nuestros 20 mil lectores al mes? ¡Haz la diferencia y mándame tu material! Yo me encargo de lo demás. MIMOSA MARCE)

 

@marcelecuona

 

Las_Mimosas_06


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